jueves, 26 de marzo de 2020

HISTORIA DE LA AVENIDA GAONA


Antes fue el antiguo Camino de Gauna o Calle de Gauna, después Gaona. Nombre tradicional oficializado por la Municipalidad que surgió de la propiedad que don Pablo Ruiz de Gaona poseía en lo que hoy es el barrio de Caballito, uno de cuyos límites era la actual Av. Díaz Vélez, denominada anteriormente Gaona, que aún conserva en su prolongación hacia el Oeste. El lugar era conocido con el nombre de “Estanco de Gaona”. Su chacra tenía un perímetro de dieciséis cuadras, con plantaciones muy valiosas –sobresaliendo el monte de 33000 árboles de duraznos- y una capilla.


La razón de este nombre ha originado grandes discusiones, pues Beccar Varela y Udaondo se la han atribuido también a Eduardo Gaona, militar nacido en Salta a fines del siglo XVIII, el cual abrazó con entusiasmo la causa de la Revolución de Mayo. Con el grado de alférez figuró en un o de los cuerpos cívicos de Salta, cuando recibió la orden del gobernador interino, Dr. Feliciano Chiclana, de reunir a los baquianos de la provincia y conducirlos al Ejército Expedicionario del Norte que debía internarse en el Alto Perú. Cumplida la orden, asistió a la batalla de Suipacha, donde a consecuencia de las heridas sufridas murió el 7 de noviembre de 1810. La cuestión fue dilucidada por el historiador Manuel Carlos Melo al demostrar que en 1802, este nombre denominaba el mencionado camino, es decir, ocho años antes de la muerte del militar salteño. El camino de Gauna ya figuraba en algunos viejos planos de la ciudad. Asimismo, en el “Plano Topográfico de la Ciudad y de todo el Municipio, incluyendo parte de los partidos de Belgrano, San José de Flores y Barracas al Sur, levantado por el Departamento Topográfico de la Provincia de Buenos Aires”, en 1867. En la nomenclatura de la Ordenanza del 27 de noviembre de 1893, se la menciona ya como Avenida Gaona. El tramo comprendido a la altura de Flores era muy frecuentado por viejas pulperías y almacenes, en las cuales se desarrollaba la vida social de entonces. En la calle Boyacá existía el famoso almacén “El antiguo clavo” y en Donato Alvarez se utilizaba el camino como cancha para carreras cuadreras y de sortijas, especialmente durante las fiestas patrias, recuerda Hugo Corradi. Ya para 1895, esta zona estaba semiurbanizada, habiéndose habilitado casi todas las manzanas ocupadas por quinta, alfalfares y hornos de ladrillos. Antes de fines de siglo la Municipalidad adquirió en 1898, la chacra de don Plácido Piñeiro que con el “Estanco de Gaona” se destinó principalmente a la formación del Parque Centenario, centro geográfico de la Capital Federal. Fue creado por Ordenanza el 17 de mayo de 1909.
Fue el entubamiento del arroyo Maldonado el factor principal del progreso para esta zona del barrio de Caballito. Su tramo inicial arrancaba justamente desde donde se encontraba el arroyo. Rodeado de un descampado desolador hacia el Oeste, los terrenos estaban ocupados por hornos de ladrillos, con pésimos caminos intransitables por los grandes pantanos que se formaban en la época de lluvias, sin más calles que las de Gaona y la de Caballito (hoy Martín de Gainza), contábase con las dos manos las casas existentes –dice el P. Brunet- las que no pasaban de once, muy pocas de familias propietarias y el resto de quinteros o cortadores de ladrillos. A la altura de Espinosa, en terrenos donados por la señora de Beláustegui, levantaron los padres mercedarios una modesta capilla en 1894, dedicada a Nuestra Sra. de Buenos Aires, recordando así los orígenes de la primera fundación de esta capital. El 3 de diciembre de 1932, se inauguró la monumental iglesia, obra del Padre Ernesto Vespignani. Después de la época del centenario, el avance edilicio fue más evidente, debido a la circulación de tranvías eléctricos y a la construcción de puentes para facilitar el cruce de las calles, cuando desbordaba el Maldonado o se inundaban por las lluvias. En Gaona y Martín de Gainza estaba emplazada la Estación Central de Tranvías del Anglo-Argentino de donde partían diferentes líneas hacia el centro de la ciudad con un recorrido que llegaba por el Oeste hasta la calle Mercedes. Si bien a principios de siglo XX existían grandes despoblados y quintas, con el transcurso de los años fueron desapareciendo muy lentamente. En Gaona y Parral (Av. Honorio Pueyrredón), el 18 de diciembre de 1928, dada la “peligrosidad” del cruce de esas avenidas se instalaron “dos columnas con focos rojos”, precursores de los semáforos actuales. Hoy la peligrosidad es más real, porque en el cruce de las Avenidas Gaona, San Marín, Díaz Vélez, Angel Gallardo y Honorio Pueyrredón, y la calle Martín de Gainza, originan once esquinas alrededor del monumento al Cid Campeador en el límite entre Caballito Norte y Villa Crespo. El intendente Municipal Dr. Mariano de Vedia y Mitre fue quien dispuso la habilitación de la Av. Gaona. Nace en Av. Dr. Honorio Pueyrredón 1098 y termina en Carrasco 699.
¿Quién es el personaje que le da nombre a esta calle?
Pablo Ruiz de Gaona. Funcionario y comerciante. Nació en la villa de Marieta, provincia de Alava (España), hacia 1713. La verdadera grafía de su apellido es Gauna, proveniente de las provincias vascongadas. Trasladado a Buenos Aires, fue vecino destacado de esta ciudad desde mediados del siglo XVIII. Fue miembro del cabildo, y actuó como regidor, alcalde de segundo voto en 1774, y alférez real en 1780. Desempeñó asimismo sus obligaciones en la milicia cívica, donde alcanzó el grado de capitán. Su nombre figura entre los contribuyentes de la ciudad en 1767, y en la cuestación para la obra del muelle en 1777. Habitó en una casa vecina a la de su suegro, cerca de la Plaza Mayor, juntamente con su familia. Dedicado al comercio de ultramar, se retiró a las afueras, en razón de haber comprado a su suegro don Juan de Lezica y Torrezuri una chacra, situada a continuación del ejido de la ciudad. Allí edificó una amplia casa y la rodeó de profusa arboleda, con una capilla que, con el correr de los años, al erigir el Obispo Lué el Curato de San José de Flores, por auto del 31 de mayo de 1806 disponía que “hasta tanto se construya la Iglesia Parroquial…servirá de Parroquia Provisional el Oratorio Público de don Pablo Gaona”. Obvio es decir, que la chacra de éste quedó comprendida en el territorio del nuevo curato, cuyos límites determinaba dicho auto. Recluido en ella, sumamente enfermo, don Pablo no asistió a las jornadas libertadoras de mayo en la ciudad. Dos semanas después del 25 de mayo de 1810, Gaona otorgaba testamento, pero vivió aún más de tres años, falleciendo el 3 de agosto de 1813.
Fuente: El Adán de Buenos Ayres